Preludio - Mundo de Chermak

El libro siempre necesitaba de sus protagonistas: héroes, villanos, amantes, almas perdidas de donde poder vivir con su imaginación y ser escrito poco a poco de manera indefinida.
Siempre ha habido alguien antes, sin importar de la época que fueran, si su situación era complicada… A final de cuentas por alguna razón terminaban dentro y aceptaban su rol. Otros, los menos afortunados, reconocían que ese mundo no era su hogar y debían vivir bajo las reglas impuestas de Chermak y su personaje, tal vez con la suerte de poder regresar si eran lo suficientemente fuertes.
Pero el egoísmo del libro, su necesidad, era fuerte y podía cambiar las cosas con tal de hacerlas emocionantes para quienes fueran sus siguientes protagonistas y lectores.



El Inquisidor, como se le hacía llamar a Colt Wintory en el libro, había tomado el día libre fuera de la ciudad de Basnoir. Debia alejarse cada cierto tiempo del elitismo que reinaba entre sus habitantes, era mucho para él.
Las hileras brillantes de neón aun hacían su acto de presencia entre la flora, marcándose en las hojas y troncos de los árboles, las flores se volvían mucho más penetrantes y eso era solo de dia, por la noche era una vista hermosa. La tierra tenia metal de desecho incrustada, lo que alejaba a otras criaturas que pudieran habitar los bosques cercanos de Basnoir.
Llevaba su armadura, excepto por el visor de su casco, el cual estaba apagado y guardado. Su comunicador tenía la frecuencia principal bloqueada para evitarse problemas, igual su localizador: no quería que nadie llegara a molestarlo e inquirir en preguntas del porque prefería estar fuera de la ciudad, del porque disfrutaba de un ambiente menos pesado y de literalmente no querer tratar a su gente. Ademas, ya estaba en una edad donde no debía ninguna explicación a su escuadron ni a sus jefes… Unas por otras.
Colt no cuidaba de sus pasos, solo disfrutaba internamente de los alrededores, del aire fresco y del silencio.

Conforme caminaba, vio a un par de forasteros, un hombre y una mujer: él se miraba mucho más grande que ella y también mucho más enfocado. Ella en cambio, estaba perdida por las plantas cubiertas de neón, al igual que la visión lejana de la ciudad. Sus vestimentas eran mucho más formales, clásicas y con toques reales. Eran de color rojo, azul y blanco, con armadura de textura parecida al hueso… Si, eran personas ajenas a Basnoir y si no hacía algo, podían acabar como sujetos de prueba.
No, él no debía interferir, no era correcto. Colt bajó la mirada y frunció el ceño, indeciso y justo antes de tomar su decisión, ellos ya estaban cerca: el tiempo le había hecho una mala jugada.

-¿De dónde son? – por fin se atrevió a preguntar.

-¿Severnaya?... Severnaya- repetia Colt. No, no conocía esas tierras, tampoco recordaba forasteros de ese imperio en la ciudad (seria de los primeros en saber). Pero lo recordaría cuando fuese necesario.
El par de hermanos no se veía como una aparente amenaza, solo se encontraban desorientados y con un aparente, pero sutil, cambio físico por la falta de comida y agua.
-Estos son los territorios pegados al muro de Basnoir- no tenían un lugar en específico por nombre, pero asi se les conocía: como las afueras o alrededores de la ciudad.
La mirada de la chica llego a desconcertarle, a diferencia del hombre, ella parecía perder la atención de las cosas con facilidad cuando algo le llamaba la atención. Y no podía culparla: por sus aspectos, era notorio que ambos no conocían lugares como la ciudad: donde la ciencia y tecnología reinaba antes que la magia. Y entre los tres presentes, se podía ver la gran diferencia en sus ropas de a que tipo de mundo pertenecían: ellos si llevaban armaduras elaboradas, de metal, Colt en cambio llevaba un traje táctico.
-¿Cómo es que llegaron hasta aquí?- pregunto con cuidado. Era necesario saber, por el bien de ellos.

Apretó su mandibula: si, era un soldado, pero él y su grupo llegaban a ensuciar sus manos mas que el resto de la armada de Basnoir, cosa que no le llegaba a gustar. Colt escucho atento, con cierto estremecimiento en su paranoia de que algún centinela llegara a verlos en las afueras, que los descubrieran.
-Eso explica un poco las cosas: nuestros gobernantes no estan interesados en generar algún lazo con tierras del norte- su manera de decir las cosas amablemente: “lazo” podía ir de invasión a una simple unión de naciones con un mutuo acuerdo. Ambas, en su cabeza, eran igual de malas, detestaba la política.

La voz de la chica llego a sobresaltarle por lo inesperado: al parecer ella sabía de la ciudad. En un resumen había dicho como es la naturaleza de su sociedad, pero, Colt no pudo evitar notar cierto aire de incomodidad de los forasteros, al saber que la magia era un tabú. Separo sus labios, listo para ahuyentarlos, por su bien, hasta que el joven continuó.

-¿No son muy pocos para un viaje de reconocimiento?- Colt no se sintió cómodo con esa respuesta: el conocía sobre reconocimiento, nunca eran dos personas, siempre eran más.
De nuevo llego a sentir esa paranoia recorrerle el cuerpo, por si habia dejado su guardia abajo.
¿Acaso deseaban infiltrarse en la ciudad? No, no se miraban en una condición física para ir a un viaje de ese tipo, se veían perdidos, cansados y malnutridos. Su mente se estaba dejando llevar por la imaginación.
-¿Disculpa?- la pregunta de la chica de nuevo le distrajo por lo repentina, tardando unos cuantos segundos para digerirla. Frunció el ceño, confundido, jamás le habían preguntado algo así -¿Colorido? Supongo que sí: no es como si viviéramos en un mundo monocromo- añadió Colt.

Colt entrecerró sus ojos, algo no terminaba de cuadrar en la explicación. La actitud tan cambiante de la chica, junto con la atención en sus comentarios hacia las cosas más difíciles. La explicación del imperio de Severnaya fue suficiente para dar a entender que ellos portaban magia y que sería peligroso que estuvieran en Basnoir como si nada.
Sus vestimentas estaban bien cuidadas para simplemente haber entrado en pelea con bestias, cargaban armas limpias. Sus rostros eran los únicos que se veían cansados. También, él usaba respuestas muy repentinas.
-… Ustedes son dos, y mencionaste a tres personas, tienen habilidades mágicas- Colt no traía ningún arma a la mano, pero podía defenderse si era necesario, mientras ellos fueran los primeros en atacar–Les volveré a preguntar: ¿Qué hacen aquí?- y su paranoia detonó. Estaba siendo amable en poner tela de juicio al par de hermanos.

No le impresionaba que fuera a decir cosas como amigos imaginarios: la actitud de ella era inusual, “locura” lo llamarían los médicos de la ciudad. Colt arqueó una ceja.
-Eso suena mucho más convincente- el hecho de que escaparan de algo no llegaba a alarmarle tanto, probablemente causaron problemas en algún otro lugar, o fueron el centro de atención. De nuevo, si llegaban a causar desastres, o siquiera intentarlo, los detendría rápidamente.
Lo que si le afecto, fue que admitieran que no tienen magia en un lugar mágico: se sintió identificado por el hecho de estar en el espectro opuesto de esa situación.
-Y hubieran empezado por la comida… Pero, no podrán entrar así- les señaló con cierta simpleza.
Seguían siendo forasteros y si alguno de los oficiales creían que tenían magia: pasarían por cosas terribles para decidir si de verdad eran seres mágicos o no, ya cuando era demasiado tarde.
-Necesitan pasar por gente de la ciudad- ya arriesgaba mucho por estar a fuera… Si, podría ayudarlos a entrar solo para que comieran y siguieran su camino.

Colt observo hacia la ciudad, sus muros: la luz era tan intensa que aun en el día se observaba el neón. Entrar seria lo de menos, la ropa era un poco más difícil, algo que se ajustara a ellos.
-Sí, pero no por estos rumbos- los alrededores estaban abandonados, no habría manera de conseguir algo que no fuese metralla, trozos de metal abandonados y flora.
Escuchó como compartían diálogos el par de hermanos.
-De preferencia deben hacerlo por su bien, digo, si quieres comer pastelillos- esta vez se dirigió a la chica.
Empezó a caminar de regreso a Basnoir, cosa que realmente no quería, no habia tenido tiempo para disfrutar del exterior. Tampoco iba a negarle comida a ellos dos, excepto en que si los descubrían, era probable que también lo llevaran a él y le impusieran un severo castigo por “alta traición”. Colt no podía dejar de pensar en que eso era ridículo, real, pero ridículo.

-Si se puede entrar- replicó –Solo necesitan no decir nada al respecto.
Esperaba que fueran a seguirle, si es que de verdad tenían la suficiente hambre para escabullirse a la ciudad. Conoce sus rutas, moverse en los pasadizos de Basnoir, ya sea por su seguridad en dado caso de que se descubriera que tenía magia o simplemente para salir. Los arboles siguen brillando, el metal es escaso conforme el muro estaba más cerca: las orillas son vigiladas por soldados en lo alto, junto con torres de vigilancia que parecen pilares perfectamente rectangulares. La textura es metálica, gruesa, con detalles geométricos en cada parte del muro, no tiene brillo y conforme uno camina, podía sentirse pequeño comparado con la altura.
Colt agacha la mirada, el truco era ignorar lo que ocurría arriba del muro y no prestar atención a los soldados. Camina, se acerca a lo que parece una pila de plantas y metal, abajo esta la puerta a la ciudad.
-Por aquí entraremos.